Una oración por tu espera
Hoy quiero que me acompañes en esta oración.
Tal vez estás en medio de una espera que parece interminable.
Tu corazón ha soñado, orado y suspirado por algo que aún no llega.
A veces sonríes hacia afuera, pero por dentro te preguntas:
“Señor, ¿será que ya te olvidaste de mí?”
Padre amado, hoy oro por cada hija tuya que está leyendo estas palabras.
Tú conoces lo más profundo de su corazón.
Has visto sus lágrimas en lo secreto y sus sonrisas en público,
esas que a veces esconden cansancio,
esas que cubren la herida de sentir que los años pasan sin respuestas.
Hoy oro por cada mujer que ha escuchado voces pesadas:
“Ya es tarde.”
“Mejor quédate como estás.”
“Lo que sueñas no es para ti.”
En el nombre de Jesús, rompo esas palabras que han querido sembrar desesperanza.
Padre, recuérdale hoy que no es invisible para Ti.
Que lo que parece un “silencio” no es abandono, sino cuidado.
Que si no ha habido opciones, no significa que no valga la pena,
sino que Tú misma has cerrado puertas,
has vuelto invisibles a personas que no eran dignas de ella,
has protegido su corazón de relaciones que la hubieran desviado de Tu propósito.
Gracias, Señor, porque aun lo que no entendemos,
cuando lo miramos en retrospectiva, se convierte en protección.
Espíritu Santo, oro para que esta espera no apague la llama de su fe.
Que cada día renueves su esperanza.
Que en lugar de cansancio, encuentre nuevas fuerzas en Ti.
Que como las vírgenes prudentes de Tu Palabra,
ella mantenga su lámpara encendida,
su corazón vigilante,
su fe activa,
lista para recibir lo que has preparado para ella en el tiempo perfecto.
Protégela de conformarse con menos de lo que soñaste para ella.
Que no acepte migajas cuando Tú preparaste un banquete.
Hazla firme para esperar no con resignación, sino con gozo.
Muéstrale que su identidad no depende de un apellido nuevo,
sino del nombre eterno que ya lleva: hija amada y escogida.
Padre, mientras espera, llénala de vida.
Que no pause sus sueños, ni apague su propósito.
Que viva con plenitud hoy, aun antes de ver su petición cumplida.
Dale paz en la soledad, alegría en la rutina, fe en la incertidumbre.
Y Señor, sorpréndela.
Que un día, en el momento que Tú decidas,
ella pueda mirar atrás y decir:
“Valió la pena esperar en Ti.”
En el nombre poderoso de Jesús.
Amén.
“Velad, pues, porque no sabéis el día ni la hora.” — Mateo 25:13
Querida mujer, la espera no es pasiva.
Es mantener tu lámpara encendida.
Es vivir con fe, con esperanza y con un corazón preparado,
no con las manos vacías ni con la llama apagada,
sino lista para lo nuevo que Dios tiene para ti.
Cita con tu Destino es una invitación a esperar de esa manera:
no desde la resignación, sino desde la preparación.
A no dejar que el cansancio apague tu luz,
sino a mantenerla encendida, sabiendo que lo mejor aún está por venir.
Empieza a cuidar tu lámpara y a vivir esta espera con propósito en citacontudestino.com
Escribí Cita con tu Destino porque escuché demasiadas historias de divorcios y fracasos. Y más que dar palabras para sanar el dolor después, preferí escribir lo que puede evitarlo… porque el amor de tu vida está más cerca de lo que crees.