Magie de Cano

Cuando la persona correcta llega en el tiempo incorrecto

Hace poco una mujer me dijo con un suspiro:
“Magie, creo que lo amo… pero algo no encaja.”

Había ilusión en sus ojos, pero también un cansancio que solo se entiende cuando el corazón va a un ritmo y la vida a otro.
Y pensé: cuántas veces hemos estado ahí —en esa delgada línea donde el amor parece verdadero, pero el momento no acompaña.

A veces no se trata de que la persona sea la equivocada.
A veces simplemente no es el tiempo correcto.

Porque el amor, aunque sea sincero, también necesita madurez, estabilidad y propósito para sostenerse.
Y cuando uno o ambos todavía están creciendo, lo que pudo ser bendición se convierte en carga.

La vida es como un rompecabezas.
Podemos tener las piezas correctas, pero si intentamos forzarlas antes de que encajen, lo único que logramos es dañarlas.
No porque estén mal, sino porque todavía no era el momento de unirlas.

He visto relaciones hermosas desgastarse por eso:
por la distancia que pesa más de lo que el amor resiste,
por las finanzas que aún no se ordenan,
por carreras o proyectos que van en direcciones opuestas,
por corazones que aún están sanando viejas heridas.

Y lo más confuso es que el amor puede estar presente —pero no preparado.
Y cuando tratamos de adelantar lo que Dios aún está formando, nos frustramos, creyendo que perdimos algo, cuando en realidad Él nos está protegiendo.

El libro de Eclesiastés lo dice con una claridad que atraviesa los siglos:

“Todo tiene su tiempo, y todo lo que se quiere debajo del cielo tiene su hora.” (Eclesiastés 3:1)

Hay amores que son buenos, pero aún no están listos.
Personas correctas en circunstancias equivocadas.
Sueños hermosos en temporadas prematuras.

Y duele soltar, sí.
Pero lo que duele más es aferrarte a algo que Dios aún no ha terminado de preparar.
Porque cuando algo llega antes de tiempo, incluso lo correcto se vuelve pesado.

Esperar no siempre significa distancia; a veces significa madurar.
Y si de verdad es amor, no temerá el tiempo, porque el amor que viene de Dios sabe esperar lo suficiente para florecer bien.

Cita con tu Destino nació de esas historias —de mujeres que amaron bien, pero en tiempos equivocados, y que tuvieron que aprender a confiar en que Dios no solo escoge el “quién”, sino también el “cuándo”.

Si hoy estás en una relación que parece buena, pero el momento no se alinea, no ignores esa inquietud.
No es cobardía. Es discernimiento.
Y si perdiste algo porque el tiempo no acompañó, no lo llames fracaso.
Llámalo protección.

Dios no destruye amores verdaderos; los madura.
Y cuando Él lo hace, lo que antes dolía se convierte en paz.
Y lo que antes confundía, se entiende con gratitud.

Oremos juntas

Señor, enséñame a reconocer no solo lo que viene de Ti, sino también cuándo.
Dame sabiduría para no forzar lo que todavía estás formando.
Guarda mi corazón de la prisa, del miedo y de la soledad que empuja.
Y ayúdame a esperar con fe, sabiendo que lo que Tú unes,
ningún tiempo equivocado puede separar.
Amén.

Yo también creí alguna vez que lo correcto debía ser ahora,
que si el amor era verdadero, bastaba con sentirlo.
Pero aprendí que el amor no solo se sostiene con emoción, sino con propósito y tiempo perfecto.

Por eso escribí Cita con tu Destino:
para acompañarte en esas decisiones que parecen confusas,
y ayudarte a reconocer cuándo algo viene de Dios… y cuándo aún no.

Empieza este viaje en citacontudestino.com
y descubre que cuando entregas tu historia al Autor del tiempo,
Él sabe cuándo unir las piezas para que el cuadro finalmente tenga sentido.