Magie de Cano

A veces el milagro se llama proceso

Hoy leía un libro y encontré una frase que me estremeció por su verdad sencilla:
“Tal vez no soy aún la mujer que deseo ser, pero ya no soy la que fui ayer.”

Me quedé pensando en cuánto peso hay en esas palabras.
Porque todas, en algún momento, hemos querido cambiar algo: nuestra manera de reaccionar, de amar, de pensar o incluso de vernos a nosotras mismas.
Pero el cambio no sucede como una chispa que todo lo ilumina de un día para otro.
Sucede como el amanecer: lento, progresivo, hermoso, aunque a veces imperceptible.

Muchas mujeres creen que cambiar es una decisión que se toma y ya.
Y sí, comienza con una decisión —esa que llega cuando te cansas de vivir igual, cuando algo en ti despierta o cuando finalmente ves la verdad con claridad.
Pero la decisión no es el final del camino: es el inicio.

Porque luego llega la parte difícil: los días donde la determinación se prueba, donde el entusiasmo inicial se apaga, donde te sientes dos pasos adelante y uno atrás.
Y en ese vaivén, muchas se desaniman.
Piensan: “¿De qué sirve intentar si sigo cayendo en lo mismo?”
Pero el hecho de que sigas luchando ya es una señal de cambio.
El deseo de avanzar ya es transformación en proceso.

El libro Mujer Totalmente Nueva nació precisamente de ahí: del reconocimiento de que cambiar no es fácil, pero es posible.
Que no se trata de ser perfectas, sino de permitir que Dios nos renueve cada día, aun en medio del desorden, la duda o la lentitud del proceso.

Cambiar requiere coraje.
Requiere mirar tus hábitos, tus heridas y tus pensamientos y decir: “Esto no me define más.”
Pero también requiere paciencia, porque la sanidad no corre: camina.
Y en ese caminar vas a tropezar.
Pero los tropiezos no anulan el cambio; lo consolidan.

Dios no te pide perfección.
Te pide disposición.
Porque el cambio verdadero no se trata de hacerlo todo bien, sino de seguir volviendo a Él cuando lo haces mal.
De levantarte con humildad y recordar que cada día trae una nueva oportunidad de crecer, de sanar, de amar mejor.

Tal vez no ves grandes avances todavía, pero si tu corazón está dispuesto, el cielo ya lo nota.
La mujer que fuiste está quedando atrás.
La que Dios está formando, está naciendo.
Y en ese proceso, Su gracia cubre el espacio entre lo que eras y lo que estás destinada a ser.

Así que si hoy sientes que el cambio es lento, no te frustres.
A veces los procesos más profundos son los que no se ven a simple vista.
No busques la perfección: busca ser un poco más fiel, más sabia, más libre que ayer.
Y cuando te canses, recuerda:

Tal vez no soy aún la mujer que deseo ser, pero ya no soy la que fui ayer.”
Esa es la evidencia de que Dios está obrando.

Oración

Señor, gracias porque no me exiges perfección, sino entrega.
Gracias porque en cada intento fallido me enseñas paciencia, y en cada avance pequeño me muestras tu fidelidad.
Hazme constante, incluso cuando me sienta débil.
Ayúdame a confiar en el proceso y a disfrutar del camino.
Renuévame desde adentro, hasta que mi mente, mi corazón y mi vida reflejen la mujer nueva que Tú soñaste.
Amén.

Un paso más hacia tu nueva historia

Si este mensaje resonó contigo, no lo dejes en palabras.
Empieza a caminar hacia la mujer que Dios diseñó.
En Mujer Totalmente Nueva encontrarás herramientas, reflexiones y pasos prácticos para acompañarte día a día en ese proceso de transformación —no hacia la perfección, sino hacia la plenitud.

Empieza hoy en mujertotalmentenueva.com
y permite que Dios siga escribiendo contigo una historia completamente nueva.

con amor y oraciones

Magie de Cano