Día de la Cruz 2025

Guatemala celebra el Día de la Santa Cruz con fe, color y tradición popular

Este 3 de mayo, los hogares y calles de comunidades guatemaltecas se llenan de vida, color y espiritualidad durante la conmemoración del Día de la Santa Cruz, una festividad que entrelaza devoción cristiana, costumbres ancestrales y el reconocimiento al trabajo de los albañiles.

Desde tempranas horas de la mañana, vecinos de barrios, aldeas y municipios decoraron calles con papel de china, flores y cintas multicolores. Las cruces —elaboradas con ramas y adornadas con esmero— fueron colocadas en plazas, templos y esquinas, marcando puntos de reunión para la oración, el encuentro comunitario y el homenaje a la cruz como símbolo protector.

Localidades como el centro de Mixco, Totonicapán, La Esperanza (Quetzaltenango) y varias zonas de Baja Verapaz mantienen vivas sus tradiciones, donde las familias se congregan para compartir alimentos típicos como tamales y caldo de gallina, así como frutas y bebidas tradicionales.

Estas reuniones refuerzan los lazos comunitarios y expresaron la gratitud por la protección espiritual.

Día del Albañil

Más allá de su dimensión religiosa, esta fecha es especialmente significativa para quienes trabajan en la construcción, ya que se conmemora también el Día del Albañil. En muchas obras, se colocan cruces como acto simbólico para pedir resguardo divino, especialmente ante los riesgos que trae la temporada de lluvias.

En Amatitlán, el Día de la Santa Cruz adquiere un matiz especial con la veneración del Niño Dios, una manifestación de fe que atrae a numerosos devotos de distintas regiones del país, quienes llegan para agradecer favores recibidos.

La tradición tiene raíces que se remontan al siglo IV en Jerusalén, cuando, según la historia cristiana, la cruz fue descubierta por Elena, madre del emperador Constantino.

Con la llegada de los españoles, la celebración se incorporó en América, extendiéndose hasta convertirse en parte del calendario cultural de países como México, Perú, Colombia, Paraguay, El Salvador y Guatemala.

Hoy, en cada cruz adornada y en cada platillo compartido, resuena el eco de una herencia espiritual y cultural que sigue firme en el corazón del pueblo.