Ya ganamos algo invaluable: creer nuevamente en nosotros
Una victoria que nos une: Guatemala hace historia en la Copa Oro. La victoria de Guatemala frente a Canadá en los cuartos de final de la Copa Oro no es solo un triunfo deportivo; es un momento de profunda conexión nacional. En penaltis, tras empatar 1-1 en los 90 minutos, la Azul y Blanco se impuso 6-5 y escribió una página histórica que trasciende el fútbol.
En lo deportivo, este avance a semifinales, algo que no ocurría desde 1996, refleja el crecimiento de una selección que durante años ha sido subestimada. Ya no somos solo participantes; hoy somos protagonistas. El orden táctico, la entrega en cada jugada y la sangre fría en la tanda de penales demuestran un cambio real en el trabajo de fondo que se está haciendo.
Desde lo futbolístico, este partido mostró una evolución. No se trató solo de resistir ante una potencia como Canadá, sino de competir con dignidad y estrategia. Fue un equipo que jugó sin complejos, que se atrevió a soñar y a ejecutar, sabiendo que el fútbol también es de quienes creen.
Pero es en lo social y anímico donde este triunfo tiene un impacto más hondo. En un país golpeado por la polarización, la inseguridad y las crisis políticas, ver a once guatemaltecos dejarlo todo en la cancha nos dio algo que escasea: esperanza. Por unos minutos, todos los ojos estuvieron puestos en el mismo objetivo.
Este logro no borra nuestros problemas, pero nos recuerda que somos capaces de grandes cosas cuando estamos unidos. Que con esfuerzo, preparación y fe, se puede. Que el “sí se puede” no es solo un canto, sino una posibilidad real.
El próximo miércoles 2 de julio, Guatemala jugará las semifinales con Estados Unidos. Pase lo que pase, ya ganamos algo invaluable: creer nuevamente en nosotros.