Homo Digital en el Sur Global: el derecho a no ser solo usuarios
América Latina ya no es solo una región geográfica. En el ecosistema digital, es un mercado de datos, un terreno de prueba algorítmico y una zona de consumo sin producción. Pero conectarse no es lo mismo que desarrollarse. Y usar tecnología no es lo mismo que gobernarla. En la narrativa global sobre transformación digital, innovación y futuro, los países del Sur Global —América Latina, África, Sudeste Asiático— aparecen con frecuencia como usuarios pasivos, no como protagonistas.
Sí, estamos conectados. Sí, tenemos redes sociales, celulares, apps y plataformas. Pero la verdadera pregunta es: ¿Qué lugar ocupamos en la arquitectura digital del mundo?
Y la respuesta, aunque incómoda, es clara: Consumimos lo que otros diseñan, obedecemos reglas que no escribimos, y entregamos datos que no controlamos.
I. Del extractivismo de materias primas al extractivismo de datos
Durante siglos, América Latina fue explotada como fuente de recursos naturales: oro, café, caucho, banano, petróleo.
Hoy, vivimos una versión moderna de esa lógica: el extractivismo digital.
- Las plataformas globales operan sin pagar impuestos proporcionales al valor que extraen.
- Nuestros datos alimentan modelos de inteligencia artificial entrenados en países ricos.
- Las decisiones sobre privacidad, algoritmos y regulaciones se toman fuera de nuestra región.
- El diseño tecnológico sigue una lógica ajena a nuestras culturas, lenguas, desafíos y derechos.
En otras palabras: hemos cambiado de materia prima, pero no de relación de poder.
II. Homo Digital… ¿en qué condiciones?
El libro Homo Digital describe la evolución del ser humano en entornos digitales: su identidad, su ciudadanía, su soberanía.
Pero cuando trasladamos esa figura al Sur Global, vemos una paradoja:
- Somos Homo Digital, sí.
- Pero con infraestructura limitada, marcos legales débiles y dependencia tecnológica.
Somos Homo Digital, pero con derechos digitales incompletos: sin protección efectiva de datos, sin acceso igualitario a redes de calidad, sin capacidades para influir en cómo se gobierna la tecnología que usamos a diario. Esta asimetría digital no es técnica. Es política.
III. El riesgo de una ciudadanía algorítmica subordinada
En los países del Sur Global, muchas decisiones ya se están automatizando: acceso a créditos, evaluaciones escolares, filtros de empleo, políticas públicas focalizadas. Pero esos sistemas no han sido diseñados localmente ni responden a criterios democráticos adaptados al contexto regional. Si no actuamos a tiempo, corremos el riesgo de consolidar una ciudadanía de segunda categoría, gobernada por algoritmos entrenados con datos globales, pero sin sensibilidad local, ni supervisión institucional.
Un Homo Digital sin agencia, sin soberanía y sin voz.
IV. ¿Qué debe cambiar?
Para que el Sur Global deje de ser territorio digital colonizado, debe exigir:
- Infraestructura crítica propia, alojada en la región, con estándares internacionales y soberanía operativa.
- Leyes de protección de datos personales robustas, que limiten el abuso de plataformas y gobiernos.
- Capacitación tecnológica a escala nacional, con enfoque en gobernanza, ética y derechos digitales.
- Participación activa en foros internacionales de regulación digital (como el Foro de Gobernanza de Internet o las mesas sobre IA de la ONU).
- Un modelo de interoperabilidad regional, que conecte países con una visión latinoamericana de identidad digital, sin depender de corporaciones extranjeras.
V. Guatemala: más que conectividad, visión de nación digital
En Guatemala, el proceso de digitalización avanza con esfuerzos reales. Pero sin una estrategia nacional que combine infraestructura, gobernanza y visión de derechos, seguiremos reproduciendo un modelo de dependencia. Conectividad sin soberanía es una forma de vulnerabilidad. Digitalización sin ética es una forma de riesgo. Por eso es urgente:
- Fortalecer el marco normativo en identidad, protección de datos, transparencia algorítmica y ciberseguridad.
- Invertir en talento digital soberano: desarrolladores, juristas, diseñadores de políticas públicas con comprensión tecnológica.
- Promover una ciudadanía digital informada, crítica y activa.
No basta con tener acceso a internet. Hay que tener voz, influencia y control sobre el mundo digital que habitamos.
VI. Hacia una ciudadanía digital digna en el Sur Global
El Homo Digital del Sur Global debe exigir más que dispositivos y redes. Debe exigir autonomía, participación y justicia digital. No somos solo usuarios. Somos sociedades con historia, identidad, cultura y derecho a decidir cómo se modela nuestra presencia digital. La próxima gran batalla no será solo por conectividad. Será por soberanía narrativa, tecnológica y algorítmica.
“El Sur Global no puede conformarse con conectividad. También necesita capacidad para decidir cómo y para qué se digitaliza.”