Cuatro hábitos que te envejecen sin darte cuenta
Estos malos hábitos de estilo de vida conllevan a un mayor riesgo de afecciones cardiovasculares como presión arterial alta, enfermedades cardíacas y accidentes cerebrovasculares.
Las señales que envía el cuerpo para avisarnos de que el estrés está causando estragos y debemos tomarnos una pausa y las cosas con más calma y tranquilidad.
1. Mala hidratación
Cuando hay estrés, la circulación sanguínea se vuelve más lenta, lo que dificulta que el agua y otros nutrientes lleguen a la piel para mantenerla joven, sana y jugosa.

Es una de las primeras muestras del envejecimiento prematuro, ya que una piel más seca, con sensación de tirantez, es un signo de pérdida de elasticidad y también es más propensa a las arrugas y a la flacidez.
2. El consumo del alcohol
Este se asocia con múltiples problemas para la salud a corto y largo plazo, incluyendo fundamentalmente deterioro cognitivo (demencia), neuropatía, alteraciones digestivas, daño en el hígado, en el páncreas, arritmias cardíacas o riesgo de cáncer etc.

Dejar de beber alcohol no solo produce una mayor sensación de salud y bienestar sino que previene el desarrollo de las enfermedades mencionadas: cáncer, demencia, cirrosis hepática, pancreatitis o arritmias cardiacas como la fibrilación auricular, etc.
3. No dormir lo suficiente
Se traducen en dolores de cabeza y cansancio generalizado. Uno de los síntomas más evidentes de la falta de sueño se nota directamente en la piel: las ojeras. Estas se marcan cuando estamos cansados porque se produce una dilatación de los vasos sanguíneos, dando un aspecto más oscuro a la piel y haciendo que ésta vaya perdiendo vitalidad y que se vuelva más fina.

La falta de sueño es un factor clave para el envejecimiento prematuro. Se altera el ritmo habitual del organismo y la segregación de ciertas hormonas, como el cortisol, lo que puede acelerar el envejecimiento y empeorar algunas enfermedades.
4. Trastornos del ritmo circadiano
Se sabe que el horario y composición de la comida es el gran sincronizador de los ritmos, y también que la alteración de los ritmos circadianos favorece la diabetes y la obesidad. Por ello, mantener regularidad en los horarios y controlar las horas en las que se hacen las comidas puede ayudar en la pérdida de grasa, ya que interviene en la regulación circadiana.

En las horas de luz, el metabolismo se acelera y conviene consumir la mayor parte de las calorías que se consumen en el total del día. Por el contrario, en las horas de oscuridad el metabolismo se ralentiza, por lo que es buen momento para dejar de ingerir alimentos y empezar el ayuno hasta el día siguiente.