Opinión – Guillermo Pacheco-Gaitán

Cómo crear un mundo de posibilidades – parte II

La semana pasada con mi esposa empezamos a conversar sobre cómo crear un mundo de posibilidades, y ella no se quedó conforme con lo primero que conversamos y me pidió terminemos esa conversación y eso comparto contigo.

Le recordé que hablamos del concepto llamado “lo posible adyacente,” y que, aunque parezca lo contrario nos ha llevado a un momento único en el tiempo, a partir del 2020, y que nos permite hablar de crear un mundo de posibilidades [abundancia] o lo contrario retrocederemos a un mundo donde no exista ninguna solución a nada.

Hace más de 50 años, Abraham Maslow señaló que las personas cuyas necesidades básicas no estaban siendo satisfechas tenían poco tiempo para dedicarse a la realización personal.

Si en este 2022 dedicarás la mayor parte de tu tiempo para tratar de alimentarte o encontrar medicamentos para tus hijos o sobrevivir a otras amenazas similares, entonces pareciera que vivir una vida de posibilidades no es una gran probabilidad.

Pero esto es exactamente, como descubrió el economista Daniel Kahneman, donde lo posible adyacente se encuentra con el camino hacia las posibilidades y produce un apalancamiento espectacular.

Hace varios años, Kahneman dejó de lado la cuestión de los sesgos cognitivos y centró su atención en la relación entre el nivel de ingresos y el bienestar.

Le dije a mi esposa que él preguntó a unos 450.000 estadounidenses qué les da alegría, descubrió, como acertadamente lo expresó el New York Times, “quizás el dinero sí compra la felicidad después de todo”.

La palabra clave aquí es “quizás”.

Lo que muestran los datos es que la satisfacción emocional de uno se mueve a la par con los ingresos de uno, a medida que aumentan los ingresos, aumenta el bienestar, pero solo hasta cierto punto. Antes de que el estadounidense promedio gane $75,000 al año, existe una correlación directa entre el dinero y la felicidad.

Por encima de ese número, la correlación desaparece. Increíble me dijo mi esposa, cómo puede ser eso que mientras más ganes menos feliz eres.

Y le dije que esto nos dice algo interesante: que, en los Estados Unidos, la libertad para prosperar, para disfrutar verdaderamente de una vida llena de posibilidades, cuesta aproximadamente $75,000 al año.
Pero lo realmente importante es lo que compra ese dinero.

El desglose típico del gasto estadounidense muestra que del 70% al 80% del dinero que ganamos se destina a satisfacer necesidades básicas como agua, alimentos, ropa, casa, atención médica y educación.Esa cifra se eleva a más del 90% en muchos países en desarrollo.

Esto sucede por la desmaterialización y desmonetización, el ahorro de tiempo y mil razones más.

Entonces, como me preguntó mi esposa, debes preguntarte: ¿qué se necesita para marcar una diferencia real?Resulta que no mucho.Tú en el 2022 puedes marcar la diferencia usando lo que tienes.