Opiniones – Rudy Gallardo

El QR: Una revolución de cuadros negros y blancos

Nuestro tiempo es el recurso más escaso, escanear un código QR se ha vuelto una acción cotidiana. Ya sea para consultar un menú, pagar una factura, acceder a una conferencia o autenticar la entrada a un evento, este patrón de cuadros negros sobre fondo blanco se ha convertido en una puerta de acceso a información inmediata. Pero, ¿alguna vez nos hemos preguntado de dónde viene esta tecnología? ¿Qué tipos de QR existen y hacia dónde se dirige su evolución?

Corría el año 1994 cuando Masahiro Hara, ingeniero de la empresa japonesa Denso Wave (una filial de Toyota), buscaba una solución eficiente para rastrear partes en la línea de producción automotriz. El código de barras tradicional ya no era suficiente: limitado a solo 20 caracteres y a una sola dimensión (horizontal), no podía almacenar la creciente cantidad de datos que la industria requería.

Inspirado curiosamente en el tablero del juego «Go», Hara creó un sistema de codificación bidimensional que permitía almacenar más de 7 mil  caracteres, ser leído en cualquier dirección y mantenerse funcional incluso si estaba parcialmente dañado. Había nacido el «Quick Response Code», o QR Code: un código de respuesta rápida que no solo aceleraba los procesos, sino que abría un nuevo horizonte para la conectividad digital.

Denso Wave decidió no patentar el código QR, permitiendo su libre uso, lo que propició su rápida adopción global. Hoy, el QR forma parte del ecosistema de innovación digital, desde Asia hasta América Latina.  Aunque a simple vista parezcan todos iguales, los códigos QR se clasifican en varios tipos según su diseño y funcionalidad. Aquí un breve resumen:

  1. QR Code estándar (modelo 1 y modelo 2): el más utilizado. Admite hasta 7 mil 89 caracteres numéricos. Soporta corrección de errores (puede leerse incluso si está dañado en un 30%).
  2. Micro QR Code: más compacto, útil en dispositivos pequeños como etiquetas o componentes electrónicos.
  3. QR Code dinámico: permite editar la información del enlace sin cambiar el código impreso. Ideal para campañas de marketing o actualizaciones constantes.
  4. QR Code con logotipo o personalizado: cada vez más usado en branding, combina estética y funcionalidad sin comprometer la legibilidad.
  5. Frame QR: versión japonesa que integra imágenes o texto alrededor del código, útil para campañas publicitarias.
  6. Secure QR (SQRC): diseñado para contener información privada o sensible, como accesos a sistemas internos o identificación personal, con elementos de encriptación.
  7. HCC2D (High Capacity Colored 2D code): aún en desarrollo, este tipo usa colores para aumentar su capacidad de almacenamiento.

Desde sus inicios industriales, el QR ha conquistado múltiples campos:

  • Salud: Historias clínicas, resultados de laboratorio, certificados de vacunación (como vimos durante la pandemia).
  • Gobierno: Identificación de trámites, votaciones electrónicas, fiscalización ciudadana.
  • Comercio: Pagos móviles (como los sistemas usados en China o en la red de transporte en Colombia), catálogos digitales, seguimiento de envíos.
  • Educación: Materiales interactivos, registros de asistencia, acceso a bibliografía.
  • Marketing y eventos: Encuestas, promociones, sorteos, experiencias inmersivas.

¿Qué futuro le espera al QR?

Lejos de quedar obsoleto, el código QR se encuentra en una nueva etapa de evolución:

🔸 Integración con blockchain: para autenticar la trazabilidad de productos (como el café de origen en Guatemala) o verificar la legitimidad de documentos.

🔸 Firma electrónica y biometría: combinando QR con chips NFC y biometría, se proyecta su uso en identificación ciudadana segura.

🔸 Realidad aumentada: al escanear un QR, se podrían desplegar entornos 3D interactivos, revolucionando la educación, el turismo y el entretenimiento.

🔸 Uso en identidad digital: el RENAP y otros entes podrían integrar el QR como herramienta de autenticación interoperable para servicios digitales, promoviendo una ciudadanía conectada y segura.

🔸 Soberanía digital: el QR puede convertirse en un pilar para construir plataformas locales de gobierno abierto y participación ciudadana, sin depender de tecnologías extranjeras.

El QR no es solo un código. Es una metáfora de nuestra era: rápida, visual, portátil, accesible. En un contexto de transformación digital, representa un puente entre los mundos físico y virtual, democratizando el acceso a la información. Pero su utilidad dependerá de cómo lo utilicemos: ¿estamos aprovechando su potencial para empoderar al ciudadano, fortalecer la transparencia y mejorar los servicios públicos? ¿O lo limitamos a fines comerciales?