Magie de Cano

En temporada de cumplimiento, cuidado con los Ismaeles

Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre para que se arrepienta. Él dijo, ¿y no hará? Habló, ¿y no lo ejecutará? Números 23:19

Al oír timbre de mi teléfono, lo tomé para ver quién me enviaba mensajes a una hora tan tarde. Era mi hermana, para hablarme de una propiedad que acababa de salir al mercado. Mientras buscaba la información, me quedé sorprendida. Esta hermosa iglesia construida en 1887 siempre había sido mi edificio religioso favorito en nuestra ciudad. Era increíblemente hermosa. Mi primera pregunta fue: “¿Podría ser esto?”

Por varios años estuve orando diligentemente por una propiedad para “New Thing Ministries”. Considerando los recientes derramamientos del Espíritu de Dios, pensé, ¿podría ser este un lugar para reunirnos y adorar? ¿Podría ser este el siguiente paso para este ministerio? Pensé en el día anterior, cuando mi hija Breanne y yo estábamos conduciendo por la ciudad. Le dije: “Si pudiera tener cualquier iglesia en esta ciudad, sería esa”. Horas más tarde salió al mercado. ¿Cómo pudo ser? ¿Y cómo no podría ser Dios?

Me senté y les escribí una carta a nuestros compañeros de oración, pidiéndoles que oraran conmigo para ver si este era realmente el siguiente paso que Dios tenía para nuestro ministerio. Escribí el correo electrónico, pero no lo envié. Algo en mi interior me detuvo. Aunque todo parecía absolutamente perfecto y oportuno, dudé. Algo no me parecía bien.

En los días de cumplimiento de la Promesa, cuidado con los Ismaeles

Me senté y empecé a orar y a recordar. Recordé mi visión de lo que veía para “New Thing Ministries”. No era una visión para una Iglesia, incluso para esta hermosa. Era la visión de un centro de retiro para los cansados, un lugar donde las personas que se habían enfrentado a tremendos desafíos pudieran venir a pasar unos días y renovarse en la presencia del Señor. Cuanto más meditaba sobre la visión que había llevado durante muchos años, más sabía que ese no era el siguiente paso para nosotros. Francamente, me entristecí un poco, ¡amaba mucho a este edificio! Pero entonces Dios le habló a mi corazón y dijo: “En los días de cumplimiento de la promesa, cuídate de los Ismaeles”.

Tal vez recuerdes la historia. Dios le prometió a Abraham un hijo. Esperó y esperó a ese hijo. Cuando el hijo no llegó en el tiempo que él esperaba, tomó otra dirección y nació Ismael. No era el hijo de la promesa; ese hijo aún estaba por llegar, tal y como Dios lo había prometido. (Génesis 16) El problema fue que Abraham y Sara se adelantaron a Dios y decidieron hacerlo a su manera. De esta decisión surgió Ismael. Verás, cuando ellos trataron de ayudar a la situación no se produjo la promesa; se produjo una falsificación. Eso es lo que sucede cuando no buscamos el rostro de Dios y seguimos esperando en Él lo que nos prometió. Dios no es un hombre que mienta. Su primera palabra es su palabra final.

Escribe la visión y no te conformes con menos

Habacuc 2:2 dice: “Escribe la visión, y declárala en tablas, para que corra el que leyere en ella”.

Te animo a que hagas esto: escribe tu visión. Una vez que esté escrita y en lo profundo de tu corazón, ten cuidado con los Ismaeles. ¿Qué quiero decir con esto? Quiero decir que no te conformes con menos de lo que estás pidiendo. Si el enemigo puede, te convencerá de que Dios no va a hacer lo que pediste; por tanto, es mejor que te conformes con un poco menos de lo que deseas. Por ejemplo, si le crees a Dios para que te ayude a liberarte de las deudas y ves una manera de pagar tu vehículo, pero sumando más deuda en otra parte, no lo hagas. Eso no es lo mejor para Dios. O, si estás orando por la salvación de un hijo y él parece estar un poco mejor (no realmente salvo, sino actuando mejor), ¡no dejes de orar y clamar por su salvación total! No te conformes con menos. Si le estás creyendo a Dios por un esposo y aparece alguien que te parece perfecto (aunque no crea como tu), ora y busca el rostro de Dios. Él no quiere que te unas en un yugo desigual, eso sólo te causará dolor. No te conformes con menos que lo mejor de Dios. Cuidado con los Ismaeles.

Algo bueno o “algo de Dios”

En mis décadas de servir a Dios, pude notar esto: “Cuando estoy creyendo por una promesa, a menudo viene un Ismael justo antes de que la promesa se manifieste”. Me sucedió más veces de las que puedo contar. En el pasado abracé a Ismael y sólo me llevó a la desilusión. Esta es una de las tácticas del enemigo ¡evítalo! Él está tratando de sacarte de la perfecta voluntad de Dios. Niégate a ir allí. En lugar de eso, mantente firme hasta que veas la manifestación de la promesa de Dios.

Busca su rostro y asegúrate de que tienes su plan ante ti. Permite que la paz te guíe. Si no tienes paz absoluta, detente y escucha la voz de Dios. Yo aplico esta regla en todo lo que hago, porque las cosas que parecen ser buenas, (cuando tomo tiempo para detenerme, escuchar y meditar en la Palabra de Dios), a menudo esas cosas se caen. No me interesa algo bueno; solo quiero algo de Dios. Esta iglesia, tan hermosa como era, no era algo de Dios para mí.

Ocurrió algo gracioso. Días después, alguien me llamó y me pidió que fuera a ver esta propiedad con ellos. Fui. Al entrar en esa iglesia, fue una prueba de que no era para mí. Sí, era impresionantemente hermosa, pero Dios no estaba allí para mí, y si Él no está allí, no quería formar parte de ella. Simplemente me confirmó lo que ya sabía en mi corazón y en mi espíritu que ese no era mi próximo paso. Amigos, estamos en un tiempo de cumplimiento de promesas. Por favor, por favor, ten cuidado con los Ismaeles. (Kim Potter)

Génesis 21:1-3 Tal como el Señor lo había dicho, se ocupó de Sara y cumplió con la promesa que le había hecho. Sara quedó embarazada y le dio un hijo a Abraham en su vejez. Esto sucedió en el tiempo anunciado por Dios. Al hijo que Sara le dio, Abraham le puso por nombre Isaac.

Con amor y oraciones,

Magie de Cano